***Helen Keller: «La fe es la fuerza por la cual un mundo destrozado emergerá a la luz»

CIUDAD MCY.- En tiempos en los que la vida está cargada de turbulencias y cambios constantes que afectan la paz espiritual de las personas, es necesario redescubrir y renovar la fe, mejorar la relación con Dios para entender que los caminos labrados por él vienen con enseñanzas para convertir a sus hijos en seres fuertes y capaces de superar cualquier obstáculo.

Acrecentar nuestras creencias es entender que la relación con el Padre no es algo abstracto que se resume en ir al templo. Por el contrario, es el llamado para hacerlo partícipe y acompañante en cada aspecto cotidiano del día a día.

Renovar la fe es entender que las personas fueron diseñadas para amar al prójimo, un don humano y divino al mismo tiempo. Es comprender que se trata de aquello que nos une y nos hace creer con firme convicción que ese sublime sentimiento es el elemento para construir un mundo justo, igualitario y pacífico.

El presbítero Diego Piccardo aseguró que «renovar nuestra fe es renovarnos a nosotros mismos, que es la manera de comenzar a renovar la sociedad, la cultura, la economía y toda la realidad en la que estamos situados, en donde queremos que reine el amor».

El fallecido papa Benedicto XVI en su carta apostólica Porta Fidei señala que hemos de «redescubrir los contenidos de la fe profesada, celebrada, vivida y rezada» para vivirla en cualquier momento, incluso en aquellos que resulten en apariencia pequeños, pero acaban dejando dulces experiencias.

La renovación de fe inicia en la mente y en el corazón, pilares fundamentales del hombre, pues allí se procesa y almacena toda la información de manera racional e intuitiva. Dar continuidad a este proceso es traer la palabra de Dios a la cotidianidad, nutrirse del Evangelio.

El papa Francisco invita a través de San Pablo a “no conformarse a este mundo, sino dejarse transformar renovando nuestro modo de pensar, para discernir la voluntad de Dios” (Rm 12,2).

Restaurar la fe es volver a confiar, creer y alcanzar la pasión y fuerza por el amor de Dios Padre. Es por ello que Daniel Rodríguez, en su libro Hoy Aprendí, describió: «conozcamos nuestra fe y celebrémosla con alegría, participando en procesos de formación espiritual y compartiendo con gozo nuestros conocimientos y nuestras experiencias».

UNA VISIÓN DE LA NUEVA GENERACIÓN

Anny Concepción, una joven victoriana que con fervor acepta y comprende los designios del señor Omnipotente, recalca: «lo veo como un maestro que en su pasar por la humanidad, por la tierra, dejó una serie de enseñanzas que más allá de analizarlas de forma bíblica, analizarlas de forma religiosa, si las llevamos al contexto de nuestra vida, pueden ser enseñanzas que nos ayuden a conseguir no solamente el triunfo sino la paz terrenal».

Para ella la renovación de la fe es la renovación del ser mismo, estar en esa búsqueda y trabajo constante de ser mejores cristianos, ser mejores seres humanos, aprender de los errores mediante la formación religiosa-espiritual.

Se trata de un proceso transformador para alcanzar la paz y la seguridad, y, posteriormente, la gloria de la Vida Eterna, teniendo en consideración que alguien superior nos cuida, protege y sostiene.

COLUMNA Y SUSTENTO: LA ORACIÓN

Dios piadoso y bueno, hoy me refugio en tu presencia para que, con esta oblación, mi corazón se encuentre con el tuyo y así yo pueda entregarte todo lo que tengo dentro de mí. Porque Tú eres el perfeccionador de la fe, quien a diario moldea mi vida en lo cotidiano y está atento a todas mis peticiones.

THAIMARA ORTIZ