*** En la aspiración de ingreso al Bloque, el presidente Maduro ha reafirmado que el país aportaría las mayores reservas certificadas de petróleo y gas del mundo, así como otros recursos estratégicos ***

CIUDAD MCY.- La integración en el marco de la globalización actual, más que una oportunidad, se convierte en una necesidad. En un mundo interconectado el abordaje en conjunto es indispensable, el llamado a integrarse es un imperativo para la persistencia y desarrollo de un país. El dilema es cómo se afronta ese proceso.

En el caso venezolano, la Constitución de la República, en los artículos 153 y 318, al hablar de integración, favorece el que se desarrolle en el plano latinoamericano y caribeño, lógico cuando es ese el espacio natural por geografía, historia y cultura hacia donde debería dirigirse la articulación política y económica.

Al hacer el foco en Venezuela aparece el cerco diplomático regional que se implementó contra el Estado y que encontró en la región un apoyo inaudito. Se concretó con la suspensión del Mercado Común del Sur (Mercosur), el constante intento de aplicación de la Carta Democrática Interamericana desde el seno de la OEA y con la creación y acciones del Grupo de Lima.

No obstante, Venezuela logró superar esa situación porque su Gobierno viene realizando desde hace 20 años la diversificación de sus relaciones políticas, diplomáticas y comerciales, con vínculos construidos con referencia a la nueva configuración multipolar y que va más allá de China o Rusia.

El compromiso manifestado por Venezuela de participar en la propuesta china de la Iniciativa Global para el Desarrollo (Franja y Ruta) desde el año 2018, y los más recientes anuncios de la solicitud del Estado para ingresar al Consejo Energético de los Brics, así como la petición de incorporarse como país accionario al Banco de Desarrollo del Bloque, abren múltiples posibilidades de cooperación bilateral.

BRICS Y VENEZUELA

Los Brics incluyen cinco economías emergentes: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, naciones que ahora contribuyen con casi 31,5% del PIB mundial, lo que supera la participación de los países del G7 —norte desarrollado— de 30,7%. A esto debemos sumarle que albergan más de un tercio de la población mundial y, en conjunto, se constituyen en un núcleo productor de alimentos muy relevante.

Aunque a primera vista no pareciera, Venezuela y los Brics tienen más en común de lo que pudiera interactuar otras plataformas regionales como la Unión Europea. Basta pensar en las coincidencias geopolíticas planteadas por ambos actores en la actualidad.

La firme oposición de la Venezuela bolivariana al unilateralismo y al proteccionismo comercial busca generar espacios de cooperación Sur – Sur tendientes a fortalecer el multilateralismo. La soberanía y la no intervención, como principios en las relaciones internacionales, apuestan por el establecimiento de un orden mundial más justo, democrático y multipolar, basado en el papel central de las Naciones Unidas y el respeto del derecho internacional.

Brics conforma un grupo de países que aglutina grandes productores de energía, pero también representan grandes consumidores. Tales Estados no solo han logrado incursionar en el mercado tradicional de la energía fósil, sino que también, a través del esquema I+D, vienen impulsando la industria de energías renovables respetuosas con el medio ambiente.

Venezuela, como poseedora de la primera reserva petrolífera mundial y con la cuarta mayor reserva de gas, concentra un potencial nada despreciable que debe ser considerado en la agenda energética global, incluida la de los Brics.

MADURO: LA ENERGÍA VENEZOLANA COMO APORTE A LOS BRICS

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, en su intervención en el Diálogo de Acercamiento Brics+, realizado durante la XV Cumbre, manifestó: “definitivamente, la unión es lo que hace la fuerza y esa fuerza unitaria impulsa un nuevo paradigma del relacionamiento global e impulsa una nueva geopolítica mundial del siglo XXI”.

Ante los líderes del Brics, Maduro insistió en la aspiración de Venezuela de ingresar al bloque, petición que ha hecho desde 2015 y expuso que el país aportaría a este organismo de integración “las mayores reservas de petróleo certificadas del mundo”, así como otros abundantes recursos como hierro, cobre, oro, plata, bauxita, coltán, níquel, rodio, titanio y más.

Maduro comentó que, de los 23 aspirantes en el proceso de ampliación del Brics —seis de los cuales ya fueron aceptados para ser miembros plenos desde enero de 2024— siete de ellos pertenecen a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que abastece un porcentaje fundamental del mercado mundial.

“El ingreso de estas naciones de la OPEP al grupo Brics le garantizará el manejo del 83% de las reservas probadas de petróleo del mundo”. El Presidente explicó además que Venezuela está entre los siete integrantes del Foro de Países Exportadores de Gas, cuyas reservas conjuntas ascienden al 72% y abastecen al 44% del mercado mundial. Sumado a todo eso, destacó que Venezuela tiene una privilegiada posición geográfica, con su ubicación al norte de América del Sur.

También dijo que podrá asumir la responsabilidad de promover el relacionamiento político y económico de la arquitectura Brics con los principales mecanismos de concertación de cooperación de América Latina y El Caribe, entre ellos la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).

 

IMPLICACIONES

La adhesión de Venezuela en las lógicas geoeconómicas y geopolíticas de los Brics podría aumentar la incomodidad y malestar que mantiene Estados Unidos hacia el país, y ampliar el ruido y desconfianza que actualmente caracteriza las relaciones bilaterales, lo que daría nuevos argumentos a los sectores que apuestan por instalar en Miraflores un gobierno más sensible a los intereses estadounidenses y europeos.

Sin embargo, el país no debería permanecer inmóvil ante el escenario de transición que se viene planteando y que se está consolidando lentamente. Venezuela debe apostar, como lo ha ido haciendo, a la construcción de un escenario mundial multipolar donde el respeto por la soberanía, la no injerencia y la autodeterminación sean los principios rectores del relacionamiento internacional. Los Brics son un espacio en el que, hasta los momentos, se maneja esta dinámica.

Venezuela, con sus capacidades, tiene mucho que aportar a esta plataforma que está configurando el nuevo orden internacional a consolidarse en las próximas décadas. Solo este motivo es razón suficiente para que el país participe activamente en este bloque que se robustece como un espacio fundamental de hegemonía mundial.

Marcos Gavidia